Huge y Anderson describen una nueva filosofía de manufactura de excelencia que está basada en los dos principios fundamentales de la mejora continua y la eliminación de desperdicio.
Schenberger identifica el momento de cambio a la manufactura de clase mundial como 1980, año en que las compañías estadounidenses comenzaron a rediseñar sus aparatos de fabricación. Como la meta más importante, sugiere “mejorar continua y rápida” en calidad, costo, tiempo de entrega y servicio al cliente.
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