Aislar de la influencia directa del entorno a la función de producción (o núcleo técnico, como algunos la denominan) es algo que tradicionalmente se ha considerado deseable, por varias razones:
No obstante, existen algunas desventajas inherentes a la producción como función interna. Una de ellas es el retraso que sufre la información al fluir entre el área de producción y las llamadas funciones limítrofes, situación que ocasional inflexibilidad. Otra es el gran valor que puede tener la comunicación entre el taller y el cliente, para resolver problemas técnicos durante la producción, sobre todo tratándose de productos de alta tecnología. Por último, algunas compañías han descubierto que la interacción entre la persona que utiliza el producto y la que lo produce ayuda a establecer un fuerte vínculo entre ellos y, por consiguiente, entre sus respectivas organizaciones.
La interacción con los elementos (por ejemplo, clientes o proveedores en el área de producción) puede representar una influencia molesta para el proceso de producción.
El proceso de producción directo muchas veces es más eficiente que el proceso requerido para obtener insumos y deshacerse de productos terminados.
En ciertas áreas tecnológicas (por ejemplo, líneas de montaje y refinerías de petróleo), sólo se puede obtener la máxima productividad al operar como si el mercado pudiera absorber en forma continua todo el producto que se fabrica. Esto quiere decir que el proceso de producción debe desplazar por lo menos a una parte de las actividades relacionadas con insumos y productos hacia otras partes de la empresa.
Las habilidades de gestión necesarias para la administración eficiente del proceso de producción, con frecuencia difieren de las requeridas para manejar con éxito los sistemas limítrofes, por ejemplo, el de mercadotecnia y el de personal.
No obstante, existen algunas desventajas inherentes a la producción como función interna. Una de ellas es el retraso que sufre la información al fluir entre el área de producción y las llamadas funciones limítrofes, situación que ocasional inflexibilidad. Otra es el gran valor que puede tener la comunicación entre el taller y el cliente, para resolver problemas técnicos durante la producción, sobre todo tratándose de productos de alta tecnología. Por último, algunas compañías han descubierto que la interacción entre la persona que utiliza el producto y la que lo produce ayuda a establecer un fuerte vínculo entre ellos y, por consiguiente, entre sus respectivas organizaciones.
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