El administrador de operaciones de la actualidad debe tener una visión global de la estrategia de operaciones.
Desde el inicio de la década de 1990, casi 3 mil millones de personas de los países en desarrollo
han superado las barreras culturales, religiosas, étnicas y políticas que restringen la productividad
y ahora participan en la era de la economía global. Conforme estas barreras desaparecen, se tienen
avances simultáneos en tecnología, transportación confiable y comunicación económica.
El resultado
esperado es el crecimiento del comercio mundial, los mercados de capital globales y el movimiento
internacional de las personas; vea la figura 2.1(a), (b) y (c).
Esto significa una creciente integración de
la economía e interdependencia de los países —en una palabra, globalización—.1 En respuesta, las
organizaciones están extendiendo sus operaciones globalmente de manera apresurada con estrategias
innovadoras. Por ejemplo:
• Boeing es competitiva porque sus ventas y su producción son mundiales.
• Benetton de Italia distribuye inventarios hacia tiendas localizadas alrededor del mundo más rápido
que sus competidores al integrar la flexibilidad en sus diseños, producción y distribución.
• Sony compra componentes de proveedores ubicados en Tailandia, Malasia y otras naciones para
ensamblar sus productos electrónicos.
• Volvo, considerada una compañía sueca, es controlada por una empresa estadounidense, Ford. Pero
el actual Volvo S40 se construye en Bélgica sobre una plataforma compartida con el Mazda 3
(construido en Japón) y el Ford Focus (que se construye y vende en Europa).
• Haier de China produce actualmente refrigeradores compactos (tiene un tercio del mercado de
Estados Unidos) y gabinetes para vino refrigerados (tiene la mitad del mercado de Estados Unidos)
en Carolina del Sur.
La globalización implica que el modelo de negocio dividido entre producción para consumo nacional
y producción de exportación ya no es viable; la producción local y la exportación ya no garantizan
el éxito, ni siquiera la supervivencia. Existen nuevos estándares de competitividad global que impactan
la calidad, variedad, personalización, conveniencia, las fechas de entrega y el costo.
La estrategia
de globalización contribuye a la eficiencia y agrega valor a los productos y servicios, pero también
complica el trabajo del administrador de operaciones. Se intensifican la complejidad, el riesgo y
la competencia; las compañías deben ser muy cuidadosas con estos aspectos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario